jueves, 19 de septiembre de 2013

Periodismo de supervivencia

El tornado de la crisis sigue llevándose por delante a los medios de comunicación y arrasando, ya no solo los periódicos locales o publicaciones minoritarias, también productos de grandes grupos editoriales que resisten como pueden y rezan porque el vendaval pase rápido. Hace apenas una semana, el Grupo Prisa (editor de ‘El País´) confirmaba el adiós definitivo de su suplemento ‘On Madrid’, dedicado al ocio y la cultura, objetos de lujo para muchos hoy en día. A ello se suma la decisión de Unidad Editorial (editora de ‘El Mundo’) de cerrar el suplemento dominical ‘Magazine’ por la bajada de ingresos publicitarios. Sendas noticias confirman los peores temores: el crecimiento económico, al menos en este sector, queda lejos.




No les va mejor a los medios locales. Aquellos periódicos o revistas que crecieron a la sombra de alguna constructora han explotado tras la burbuja inmobiliaria; los grandes grupos también han optado por cerrar cabeceras y delegaciones en pueblos y capitales de provincia donde muy pocas publicaciones consiguen mantenerse a flote sin subvenciones públicas.

Y en medio de este huracán, los periodistas que aún conservan sus empleos lo hacen agarrados a un clavo ardiendo. El 72% cree que su puesto de trabajo está en peligro, de ahí que muchos acepten bajadas de sueldo, retirada de pagas extraordinarias o impagos al tiempo que sobreviven en redacciones medio vacías asumiendo el trabajo propio más el de aquellos a los que han despedido. Así, los redactores de medios locales se han convertido (si no lo fueron siempre) en hombres orquesta que hacen el trabajo técnico, informático e incluso de fotografía.  Iba a decir que por el mismo precio, perdón, por bastante menos.

Solos, abandonados y abocados a un periodismo de supervivencia, los profesionales de la comunicación ya no tienen tiempo para reportajes propios, temas de investigación, ni tan siquiera cubrir un par de ruedas de prensa, algo que aprovechan las instituciones para eludir ciertas comparecencias provocando que a los ciudadanos nos llegue menos información. Los gabinetes de ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas e incluso el Gobierno central emiten una simple nota de prensa, conscientes de que su información se publicará tal cual y de forma inmediata, sin preguntas del periodista que conoce el tema, sin exponer públicamente al político de turno y, en muchos casos, sin que la información se comprenda y se contraste antes de ser lanzada a Twitter.

Ante este desolador panorama, perdemos todos. Porque es grave que el presidente del Gobierno no compareciera para explicar la postura de España en un asunto tan importante como Siria, aunque lo hubiera hecho en pantalla de plasma. Es triste que Ana Botella tardara cinco días en analizar el batacazo olímpico de Madrid 2020. El penoso que muchos alcaldes no concedan entrevistas ni expliquen, al menos semanalmente, qué se está haciendo en sus pueblos o ciudades. El periodismo de supervivencia conviene a quienes ostentan el poder y es el mejor aliado de aquellos que intentan esconder algo. Corremos el riesgo de que esta forma de hacer las cosas se convierta en algo habitual.  

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