Hola,
soy Esperanza Pérez, soy periodista, hoy cumplo 30 años y estoy en el paro. Durante más de
cuatro años trabajé para la emisora de radio de Diario de Alcalá, hasta que el
pasado 5 de abril me despidieron sin abonarme las cinco nóminas adeudadas ni la
indemnización oportuna. En lugar de eso, recibí pagarés a cobrar entre
noviembre de 2013 y noviembre de 2014. Es decir, pasaré año y medio sin poder
cerrar una etapa que ya fue lo bastante agonizante en los últimos meses.
Tanto mis compañeros despedidos como yo misma no hemos tenido ningún ingreso en lo
que va de año, lo primero será el paro en el mes de mayo. Nuestra situación económica nos llevó a pedir las condiciones del despido como única opción a los impagos reiterados y la falta de un calendario de pago. Lo más triste de esta historia es que mi antigua empresa
sigue percibiendo a día de hoy mucho dinero público del ayuntamiento de
Alcalá de Henares, miles de euros que llegan mes a mes pero no a los empleados actuales ni a los ex trabajadores. Y me parece muy injusto. Creo que ninguna administración pública
de este país debería subvencionar a empresas privadas y, con más motivo, si no pagan a
sus trabajadores.
Hoy
cumplo 30 años y siento el mismo vértigo que cualquier parado al acudir a la
oficina del INEM, donde el silencio sepulcral y las miradas cruzadas hacen que
cualquiera pierda la esperanza. Siento, además, vacío e impotencia al no poder
poner voz a las noticias que siguen produciéndose en mi ciudad, Alcalá de
Henares, cada vez más abandonada a su suerte.
Fueron tantos los conflictos laborales que conté, tantos los
trabajadores a los que entrevisté, que hablar de mi caso se me hace raro.
Hoy entro
en la treintena y no, la vida no es como me imaginé cuando jugaba con mis
amigas a predecir el futuro. Pertenezco, por los pelos, a esa generación de
jóvenes de la EGB, los del bollycao, que hoy no tenemos ni para pipas. Muchos
de mis amigos optaron por buscarse la vida en otros países donde sí resultan
valiosos; otros, ni siquiera han podido emanciparse. Yo, ahora, no tengo trabajo
pero mantengo intacta mi dignidad y muy limpia mi conciencia porque nunca he
faltado a la verdad y he podido contar las cosas tal y como creía que eran.
Pese a
todo, he de decir que hoy cumplo 30 y soy feliz. A lo largo del camino he
satisfecho mi vocación periodística; he visitado lugares que jamás imaginé que
pudieran existir; he comprobado que tengo una familia maravillosa y un manto de personas que me quiere y me arropa;
he encontrado el amor de mi vida y tengo importantes proyectos en lo personal y
en lo profesional. Por todo ello soy feliz y duermo muy tranquila sabiendo que nadie me
puede robar esa felicidad.
Bienvenidos
a mi blog.
Muy bien contado. La vida es muy injusta a veces, no siempre tenemos lo que nos merecemos, pero espero, que dentro de poco te lleguen muchas cosas buenas!! Un saludo!
ResponderEliminarSi ya lo decía un sabio: podrán quitarnos la vida, pero nunca podrán quitarnos ¡¡la libertaaaaaaaaaaad!!
ResponderEliminarYo contigo hasta el infinito y más allá!! Podremos con ellos!!
(Por cierto, qué gustazo de escritura...)
¡¡30!! Es la nota que merece el texto y mereces tú. BESAZO
ResponderEliminarNo hay nada mas peligroso, que alguien que no tiene nada que perder. Y eso el sr. Naranjo, aun no se ha dado cuenta...
ResponderEliminarLlego tarde para felicitarte pero no para mandarte un fuerte abrazo y desearte suerte. Ánimo!
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